Mientras que el equipo económico presagiaba que más tarde o más temprano, la inflación comenzaría a colapsar, fruto del ancla fiscal y de la ortodoxia de la política monetaria, el mercado comenzó a descontar niveles de inflación “breakeven” claramente por debajo del 2,0%, pero buena parte de los economistas que aportan sus proyecciones al BCRA, en la REM de abril estimaron un sendero de inflación, que salvo en agosto, señalaba que se le dificultaría a la inflación, perforar a la baja el nivel de 2% mensual.
La REM de mayo modificó sustancialmente el escenario, convalidando el anclaje de expectativas de inflación a la baja. No obstante, el consenso de estimaciones de inflación para mayo quedó en 2,1%. Finalmente, la variación del IPC, publicada por el INDEC, correspondiente a mayo, marcó la sorpresa positiva de un incremento del 1,5%. El punto de debate ahora es si la inflación de mayo ha sido fruto de eventos circunstanciales, o si anticipa el tan presagiado proceso de colapso de la inflación. En nuestra opinión, las condiciones están dadas para la consolidación del descenso de la inflación.
A comienzos de semana, el BCRA anunció una serie de iniciativas destinadas a fortalecer las reservas internacionales y a consolidar el control de los agregados monetarios. De esta forma se inicia un sendero para cumplir las metas de reservas con el FMI y profundizar una política monetaria orientada sobre el M2 Privado transaccional.
De cara a la licitación de hoy, la curva de lecaps retrocede en el tramo corto en sintonía con las demás tasas de corto plazo, con TEMs superiores a 2,6%. Los bonos tasa fija de diciembre en adelante comprimieron rendimientos de la mano de un dato de inflación que muestra una desinflación más acentuada de que lo que esperaba el mercado semanas atrás (la inflación mensual “break-even” indicaba un 1,5% hasta agosto pasando a 1% para 2026 comprimiendo a 1,25% y 0,95% respectivamente luego de conocido el dato).